Te voy a contar algo tan sencillo de entender, que sirve para inspirarte, vender más, mejorar tus relaciones o mejorar a vos mismo.
Tan sencillo… que te va a costar aplicarlo.
La teoría de la ventana rota (o Broken Windows Theory, en inglés) es una idea de criminología aplicada en Estados Unidos que decía lo siguiente:
Si en un vecindario había una ventana rota y no se reparaba, muy pronto todas las ventanas del vecindario estarían rotas.
Los criminólogos dueños de esta teoría argumentaban que los signos visibles de desorden y abandono (como ventanas rotas, grafitis, basura, etc.) generan una sensación de que “a nadie le importa”.
Y eso invita a otros a copiar.
Y eso genera una rápida cadena de debacle.
Una ventana rota no es importante…
hasta que no se repara.
Si sigue ahí, entonces no está mal hacer un grafiti al lado. Total, a nadie le importa.
Si hay una ventana rota y un grafiti, nadie se va a quejar por tirar basura.
—¿Qué importa? Es un edificio abandonado.
Y así comienza el ciclo:
Más vidrios rotos.
Más basura.
Algún que otro asalto a carteras de viejitas, o mochilas de niños nerds.
Hasta que pronto, existirá allí una banda de crimen organizado.
Se usó como base en políticas de “tolerancia cero” en ciudades como Nueva York en los años 90, donde se perseguían delitos menores.
La idea era que controlar estos pequeños actos ayudaría a prevenir crímenes mayores.
¿Y qué tiene que ver todo esto con inspiración, ventas, relaciones o desarrollo personal?
Más pronto que tarde lo vas a ver.
La conocida Mirtha Legrand, ícono argentino, cierra todos sus programas con esta frase:
“Como te ven te tratan. Si te ven mal te maltratan. Si te ven bien te contratan.”
En mi opinión, esta teoría es tan poderosa que incluso podríamos ser nosotros mismos quienes nos autovandalizamos.
Por ejemplo, tu ventana rota (o la mía) podría ser un mueble que ya no es mueble, parece más un Transformer oxidado hecho paté, que una mesa de luz.
Está roto.
Está ahí.
Lo vemos todos los días, ya ha pasado más de un año.
Y nos acostumbramos.
Si eso está roto y no molesta, entonces… puedo tener más cosas rotas.
Y todo va a parecer normal.
Un vidrio roto también puede ser otra cosa:
Que ya no nos arreglamos para salir.
(No se trata de tener plata, se trata de amor propio).
Que ya no cuidamos nuestra salud.
O peor, que ya no cuidamos nuestra alma.
Y eso, sin darnos cuenta, puede generar un bucle de más ventanas rotas.
Ahora, eso solo lo estamos generando nosotros mismos.
Pero… ¿imaginate cómo afecta lo que hacen otros con nosotros?
¿Qué pasa si ven tu ventana rota y no les importa más tirarte basura encima?
Me encanta esta teoría porque la puedo trasladar a mí mismo y pensar:
Yo soy ese edificio.
Y no está mal tener una ventana rota.
Lo que sí está mal… es no preocuparme por repararla.
Porque si no la reparo…
yo mismo empiezo a romper las demás.
O peor: vendrán otros y tirarán basura, sin importar nada.
“Como te ven te tratan. Si te ven mal te maltratan. Si te ven bien te contratan.”
PD: Si te nace compartirlo, es en este link , . aquí.
Abrazos y palabras,
Roberto.